Cómo superar las barreras arquitectónicas es algo que concierne a más de diez millones de habitantes en España. Unos nueve millones tienen más de sesenta y cinco años y, aunque conserven aún una buena forma física, son proclives a tener alguna dificultad derivada de la acumulación de años, los famosos achaques. De estos nueve millones, la tercera parte, tres millones aproximadamente, superan los ochenta años. Otros dos millones y medio sufren alguna limitación declarada de movilidad. De estos últimos, tres cuartas partes, 1,8 millones, necesitan ayuda para moverse. Por tanto, no es exagerado creer que más de cinco millones de ciudadanos, los tres que superan los ochenta años, más los dos y medio con limitaciones declaradas, se las ven y se las desean cuando se topan con alguna barrera arquitectónica.
Los poderes públicos están obligados a eliminar todas estas trabas de forma oficial. Sin embargo, hay obstáculos entorpeciendo, e incluso, impidiendo totalmente el paso desde hace décadas sin que nadie haga nada por evitarlo. ¿Nadie? Acabar con estas dificultades también está en nuestras manos. Hay medios para ello, como por ejemplo las rampas para sillas de ruedas y scooters eléctricos que se pueden encontrar en el sitio https://www.independi.es/movilidad-y-transporte/rampas-de-acceso.html.
Hay rampas de acceso de toda clase: plegables, tipo maleta, portátiles, telescópìcas, enrollables, para accesos puente y umbral; sillas de ruedas: manuales y eléctricas; scooters eléctricos: plegables, de gran autonomía, de tres y de cuatro ruedas; sillas y orugas salvaescaleras, etcétera. Un sinfín de artilugios diseñados para adaptarse a las necesidades particulares de cada caso y proporcionar esa movilidad que le falta a toda persona con problemas de movilidad, para aportar una mayor comodidad, facilidad de manejo y confort.
Movilidad y transporte
Dentro de la categoría “Movilidad y transporte”, podemos encontrar sillas de ruedas manuales, fabricadas con acero o con aluminio; autopropulsables, reclinables, de posicionamiento (que permiten adoptar diferentes posturas); con las ruedas ligeras, con las ruedas basculantes, bariátricas, de transferencia, etc…, sillas de ruedas con una gran resistencia, que hacen posible que el usuario se mueva con confort y seguridad.
También hay sillas de ruedas eléctricas: para interior, para exterior, plegables, ligeras, etc…, son las mejores para las personas mayores o con movilidad limitada, maniobrables, que se adaptan al espacio por donde vayan a transitar. Se venden en diferentes tamaños y modelos, y la tracción suele ser trasera para potenciar su capacidad de empuje, aunque también existen las de tracción central para los espacios reducidos por su mayor maniobrabilidad.
La silla de ruedas eléctrica de interior es más estrecha, ligera y compacta que la de exterior. Se mueve a menor velocidad y tiene más capacidad de maniobra. La de exterior suele poder adaptarse a todo tipo de terreno. Es más robusta y más grande, y tiene gran estabilidad. Su autonomía es mayor y está diseñada para poder entrar en cualquier ascensor.
Existen los scooters eléctricos, que pueden ser plegables, de gran autonomía (entre 36 y 56 kilómetros de recorrido), de tres ruedas, de cuatro ruedas, etc…, la gama de modelos y colores es enorme. Para elegir un modelo u otro hay que tener en cuenta las condiciones del futuro usuario, su grado de movilidad, su edad, o su peso, a la par que el lugar en el que vaya a ser utilizado. Pero lo importante en todos ellos es que permiten a las personas con escasa movilidad poder trasladarse con seguridad. Su venta ha aumentado en nuestro país en los últimos años.
También están las llamadas sillas y orugas salvaescaleras, que están diseñadas para superar la barrera arquitectónica que representa una escalera, por sus peldaños.
Todos estamos interesados
Quienes piensen que todos estos elementos auxiliares no tienen nada que ver con ellos se equivocan. Un padre, una madre, un hermano o uno mismo puede verse limitado en su movilidad en cualquier momento, bien por alguna caída, bien por una enfermedad repentina, un ictus (ciento veinte mil personas sufren uno al año en España) o por un accidente grave.
Si la movilidad le falta a uno mismo, es obvio el interés que tiene estar al día de los últimos avances y de las posibilidades de movimiento que ofrecen estos aparatos. Pero si el afectado es alguien cercano, nos afecta a nosotros también.
Pensemos en el siguiente dato, de los dos millones y medio de personas con minusvalía declarada que resulta ser limitación en movilidad, cerca del setenta y cinco por ciento, 1,8 millones, necesitan de ayuda externa para poder trasladarse, como hemos señalado antes. Pues bien, de estos casi dos millones de personas, hay cien mil que no pueden ni salir de su casa al carecer de ayuda alguna. Se ven confinadas involuntariamente a una reclusión en su propia casa, en condiciones muchas veces penosas. Por lo tanto, ¿es o no es importante saber cómo superar las barreras arquitectónicas y toda clase de barreras para la movilidad?